Julio 23, 2011
La primera semana en Avinyó ha pasado velozmente. Entre adaptarme a la diferencia de horarios que existe entre Nueva York y Cataluña y coordinar los encuentros con los/las habitantes del pueblo que he ido conociendo, las horas parecen volar. Esta prisa contrasta con el ritmo relajado con que se mueve el día a día en Avinyó. En el caso de las personas jubiladas, aunque muchas de estas se mantienen activas, y algunas llevan horarios repletos de compromisos, de alguna forma el tiempo para charlar, o el hacerle un espacio a las interacciones sociales mantiene vital importancia en sus vidas. Ayer, por ejemplo, nos reunimos un grupo en la asociación para jubilados a ver un vídeo que documenta una serie de acciones vida-arte desarrolladas por los residentes de La Casa de La Felicidad, un edificio en el que vive una comunidad de jubilados/as en el Sur del Bronx. Al final de la proyección del vídeo se abrió una conversación sobre las posibles diferencias que podrían existir entre los/las jubilados de Avinyó y los miembros de la Casa de la Felicidad. La economía, la inmigración, la dieta y la unidad grupal fueron algunos de los puntos que se discutieron. En particular, los temas de la economía de los/las jubilados en Cataluña y el de la inmigración tuvieron prominencia dentro la conversación. El evento cerró con una merienda de melindres y coca preparados en una panadería local! El Próximo miércoles, el grupo se reunirá a las 8 de la mañana para hacer una caminata por Avinyó.
Algunas de las preguntas que suelen surgir a raíz de mi visita al pueblo son:
¿Qué he venido hacer al lugar?
¿Vengo sólo o a través de alguna organización?
¿Cúal es el objetivo de mi visita?
¿Cómo financio lo que hago?
¿Cuál es en realidad mi trabajo?
Una pregunta tan importante como las anteriores es la de: ¿Adónde empieza el arte y termina la vida, o viceversa?
Esta es una interrogante que viene formulada de manera directa por los colegas que he conocido en Cal Gras, y que surge también de forma destilada en las conversaciones con los individuos y grupos con que me voy reuniendo en Avinyó.
La respuesta a esta interrogante pudiese estar en los comentarios que hiciera durante mi primer encuentro con el grupo en la asociación de jubilados/as: “Veo al arte como una herramienta que puede utilizarse para entender la vida, para darnos una perspectiva diferente de nuestro día a día o para crear consciencia de las acciones de que somos partícipes diariamente, y que muchas a veces desapercibimos.”
ALGUNAS DE LAS ARTES:
El arte de intercambiar experiencias.
El arte de intervenir las calles del pueblo a través de una caminata.
El arte de ver nuestra relación con el entorno en que vivimos.
El arte de situarnos en diferentes ángulos desde los cuales podamos observar a Avinyó.
El arte de percatarnos de cómo ha podído ir cambiando el pueblo y de cómo hemos podído ir cambiando con él.
El arte de percatarnos del Avinyó que pudiese existir en cada uno/a de nosotros/as.
La tarde de julio 23 concluyó con una conversación sobre recetas y platillos locales con Marga y Josefa.
Imágen del vídeo del Bronx proyectado en Avinyó
Fotografía: Alex Villaluz
© 2011 Nicolas Dumit Estevez
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